El pergamino es la hoja que resulta de tratar artesanalmente la piel de res, adobada por arte manual de zurradores y curtidores, limpia de vellón, raída y estirada en unos bastidores circulares de madera hasta su completo secado; proceso que permite dejarlo en un estado semirígido que ordena las fibras de la piel para usarse como soporte para la escritura y la pintura. Actualmente, en este proceso, se toman medidas muy rigurosas en la protección del medio ambiente.
Los pergaminos utilizados los seleccionamos meticulosamente en la tenería justo cuando acaba el tratamiento anterior, por lo que podemos certificar que se corresponden a los que de mayor calidad se pueden encontrar hoy día.
Después, en nuestro estudio, comienza la preparación del pergamino para para aplicar, después y sobre él, la pintura, tinta o panes de oro y de plata de manera satisfactoria según el trabajo a realizar. Este nuevo tratamiento viene a durar diez días.
En la técnica de pintura de temple de huevo, tradicionalmente se mezclan la yema o clara de huevos frescos (en función de la transparencia y tonalidad precisa), con agua de lluvia o destilada; pero se puede formar una emulsión con aceite, cera u otras sustancias propias de cada estilo y ejecución. Se aglutina bien con el pigmento en polvo. Todo ello en las debidas proporciones. La pintura así formada tiene una vida muy corta (de diez a quince minutos) según la climatología del ambiente; transcurrido este tiempo, hay que sustituir la pintura que se ha elaborado.
Así pues, puede decirse que cada trabajo tiene una exclusividad especial, debiendo realizarse aguardando, en el proceso pictórico, el tiempo preciso para aplicar las sucesivas veladuras que darán como resultado la pigmentación característica de los trabajos así realizados.
La escritura sobre pergamino se realiza con tintas, muchas veces elaboradas, y con plumas de ave especialmente recortadas y afiladas; y también con pincel, plumas o plumillas, según el trabajo a realizar.
Si el trabajo lleva dorados o plateados, corresponderán a panes de oro y plata.
Al ser el pergamino una materia orgánica "viva" recomendamos para su perfecta conservación evitarle cambios bruscos de temperatura, especialmente calor directo y alta humedad; ya que podrían producirse ondulaciones en su superficie y perjudicar a la pintura.
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